¿SOBRAN LOS COLEGIOS?
A expensas de realizar un estudio más profundo, cuando
por la Comisión creada al efecto dentro de la Asociación el Patio de mi Colegio
se nos ofrezcan las conclusiones alcanzadas, no puedo al menos hacer alguna que
otra matización al correo que, con fecha 18 de Enero de 2013, nos remitió el
Colegio de Abogados de Gijón sobre este tema. Dicho correo rezaba lo siguiente:
ACUERDO DEL PLENO DEL CONSEJO GENERAL DE LA ABOGACÍA
ESPAÑOLA CELEBRADO EN MADRID EL 17 DE ENERO DE 2013. Justo
al día siguiente de la celebración del Pleno, promovido por los Decanos de seis
Colegios (Albacete, Burgos, Cáceres, Cartagena, Gijón y Reus) todos los
colegiados de Gijón teníamos en nuestros despachos los puntos del citado
acuerdo). Está claro que, cuando interesa, las reuniones fluyen aún a costa de
que para redactar tan predecibles siete puntos se hayan tenido que afrontar los
consabidos gastos de alojamiento, comida, avión, etc., sufragados con las
cuotas que religiosamente abonamos al Colegio por un lado y al Consejo General
de la Abogacía por otro. Pero claro, pensemos que se estaba poniendo en juego
el pan de algunos Decanos (y no me refiero a lo que cobran) y cuando quedan
tocados sus propios intereses, que no la de los Colegiados, la cosa cambia.
Ante la existencia de
un borrador de Ley de Servicios Profesionales que establece la desaparición de
muchos de los 83 Colegios de Abogados actualmente existentes en España, el
Pleno del Consejo General de la Abogacía Española adopta el siguiente
pronunciamiento público: Como me hubiera gustado ver
esa fuerza, claridad de ideas y llamamiento a la unidad cuando salieron los
borradores de anteproyecto de la Ley de Tasas y de Asistencia Jurídica
Gratuita, que nos están llevado al actual Vía Crucis. Pero sigamos, que lo que
viene a continuación no tiene desperdicio. Son las razones por las que algunos
Colegios no deben desaparecer.
1.- Los Colegios de Abogados tienen como una de sus
principales funciones organizar y garantizar la asistencia jurídica gratuita
por abogados a los ciudadanos que carecen de medios suficientes para costearse
el acceso a la administración de justicia. Yo creía que
el fin de los Colegios era la ordenación del ejercicio de la profesión,
su representación ante la sociedad y los poderes públicos, la defensa de
los derechos e intereses profesionales de los Abogados, el control
deontológico y la potestad disciplinaria, así como la formación inicial y
permanente de los colegiados, pero no, se nos ha colado “el Justiciable” de
nuevo, tan de moda y tan socorrido de echar mano en toda lucha que se intente
maquillar. Hasta hace bien poco se utilizaba al Justiciable como ariete contra
“la Gallardonada”, pero ante el nulo éxito alcanzado se empieza a relegar ya a
un ultimo lugar. Pongo como ejemplo la última lista de reivindicaciones
hecha por las asociaciones de jueces y fiscales que fueron a la huelga el
pasado día 20 de febrero donde las reivindicaciones relacionadas con la Ley de
Tasas ocupa el último lugar. Aplaudo que al menos vayan con la verdad por
delante. Cada colectivo, de lo que sea, siempre ha defendido sus intereses, no
los de otros. Por supuesto que todos hacemos nuestras las reivindicaciones de
los justiciables, como no podía ser de otra forma, pero no seamos hipócritas,
por favor. Cada colectivo, insisto, a lo suyo, que por los justiciables tendrán
que dar la cara otros. En otras palabras, organizar y garantizar la
asistencia jurídica gratuita por abogados a los ciudadanos que carecen
de medios suficientes para costearse el acceso a la administración de justicia
entiendo que no debe ser una de las principales funciones de un Colegio
profesional. Colaborar de una manera eficaz para que los ciudadanos que carecen
de medios suficientes puedan acceder a la administración de justicia sí, pero
siendo la propia Administración la que costee el 100 % de esos gastos. La
pervivencia de un Colegio no debe depender únicamente de organizar y garantizar
la asistencia jurídica gratuita a los justiciables. Eso es al menos lo que se
nos está intentado transmitir.
2.- Los Colegios de Abogados desarrollan esa y otras
funciones públicas financiándose, en su mayor parte, con sus propios fondos a
cargo de sus colegiados, sin que su existencia suponga por tanto carga
económica alguna para el Estado. Sigue sin aparecer la
verdadera finalidad de los Colegios de Abogados y, además, se nos deja bien
claro que somos nosotros los que financiamos el desarrollo de esa
función pública. ¡Toma ya!. Yo pensaba que eso era función de la propia
Administración Autonómica o del Estado y, en caso de asumirla los Colegios,
debería ser remunerada en su totalidad por estos últimos. Si ya financiábamos
el Turno de Oficio a costa de las retribuciones miserables que percibimos,
ahora nos enteramos que además financiamos la propia organización del
mismo.
3.- Es importante que la labor de atención a los
ciudadanos se desarrolle desde la mayor cercanía geográfica
posible, lo cual en la actualidad está razonablemente asegurado por la
distribución territorial de los 83 Colegios de abogados existentes. Pobre razonamiento. En pleno siglo XXI debería de haber
medios suficientes para que los justiciables tramiten sus peticiones con
independencia de donde se encuentren. Si bien me parece adecuado que la
atención al ciudadano se realice lo más cerca posible a su lugar de residencia,
insisto en que no puede ser un motivo de importancia a la hora de defender la
subsistencia de un Colegio. Los colegiados, los que costeamos con nuestras
cuotas la organización de la asistencia jurídica gratuita y la propia
subsistencia del Turno con remuneraciones vergonzosas, solo podemos oír, ver,
callar y seguir recibiendo estas humillantes comunicaciones. Serán necesarios
los Colegios, no digo que no, pero no por esos motivos.
4.- La supresión de
cualquiera de los Colegios de Abogados actualmente existentes supondría una
severa obstaculización al derecho de los ciudadanos a contar con la atención
próxima y adecuada de abogados para la defensa de sus derechos y para el acceso
a la Administración de Justicia. Es difícil llegar a
este punto sin empezar a sonrojarse e indignarse. Está claro que los Colegios
se han convertido en la segunda casa del justiciable y estos la llave de su
supervivencia. Los colegiados estamos en un segundo o tercer, vete tú a saber,
escalón, y solo se nos utiliza con objetivos electoralistas y poco más. ¿De mis
derechos como abogado y de los gravísimos problemas que sufre esta profesión
cuando van a empezar a hablar?. Un Colegio que solo tenga referencias a los
justiciables, olvidando cual es su verdadera razón de ser, ni es Colegio ni es
nada.
5.- La Abogacía tiene plena capacidad organizativa de
los 83 Colegios que la integran, garantizando la existencia de unas normas
comunes para todos de conformidad con el artículo 36 de la Constitución. ¿Obviedades de relleno?.
6.- Sería un error de alcance incalculable la
supresión de la colegiación obligatoria de todos los Abogados y el examen
de acceso a la profesión. No mezclemos churras con
merinas, por favor. Una cosa es regular el acceso a la profesión y otra, bien
distinta, la necesidad o no de la existencia de la colegiación obligatoria para
que los Colegios sigan funcionando como lo vienen haciendo hasta la fecha, es
decir, mal. Si tanto nos gusta mirar fuera de nuestras fronteras hagámoslo,
pero no olvidemos que en otros países la atención al justiciable se hace a
través de una impecable formación del abogado, al que se le exigen mil y un
exámenes y procesos de reciclaje, pero nunca utilizándolo como moneda de
cambio, y menos exigiéndole que sea él quien sufrague de sus bolsillo, con sus
cuotas y bajas remuneraciones, gran parte del coste de la asistencia jurídica
gratuita.
7.- Por todo ello el
Consejo General de la Abogacía Española solicita la reconsideración del
proyecto normativo existente para que en el mismo se respete la existencia de
los 83 Colegios de Abogados españoles. Resumen: Mucho
nerviosismo y poca información para los Colegiados, los verdaderos “dueños” de
los Colegios. Motivos habrá para que algunos Colegios no desaparezcan pero
infórmesenos y convénzasenos con otros argumentos de peso, no con esto. No me
vale como único argumento que se utilice al justiciable una y otra vez
machaconamente. Los colegiados debemos exigir el protagonismo que nos
merecemos. Dejémonos de falsos quijotismos. Todos sabemos cuales son los
motivos reales de tanto nerviosismo. Colegios, puede que sí, pero para defender
los intereses de sus colegiados, no los propios de otros.
Ya digo, pobre, muy pobre e impropio de un
Colegio como el de Gijón que se nos remita un panfleto como este, lleno de
medias verdades que solo hace desconcertar un poco más al colegiado, del
que no se hace ni la más minima mención. Todavía recuerdo a aquella compañera
que, no hace mucho, me pidió disculpas por borrarme de su blog un comentario
donde denunciaba lo mismo que hago hoy: la hipocresía de la gente. Según ella
las cosas había que maquilarlas. No era conveniente hablar con claridad del
perjuicio que la Ley de tasas iba a ocasionar a nuestros despachos, so pena de
que la opinión pública se nos echara encima, por lo que había que pelear desde
la óptica del justiciable…
Para finalizar y a pesar de mis múltiples
referencias al justiciable, dejaré bien claro que en mi muchos años de
pertenencia al Turno de Oficio y salvo en una ocasión, solo tengo buenas
palabras y recuerdos. Los muchos detalles que ciudadanos con pocos recursos han
tenido conmigo son incontables, haciendo que mantenga con muchos de ellos una
más que cordial relación. Precisamente por eso no puedo estar más en desacuerdo
con la ruin utilización que se hace de mi colectivo y de los justiciables.
Invito encarecidamente a los compañeros de
toda España que me puedan leer a que expresen en este blog cual es su opinión
al respecto.
Un abrazo a todos.
José Armando García Roces
Colegiado nº 1.922 de Gijón y miembro de la CEAT
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