En la mitología griega Medusa que en
griego significa, ‘guardiana’, ‘protectora’, era un espíritu femenino del inframundo,
que convertía en piedra a aquellos que la miraban. En una versión del mito,
narrada por el poeta romano Ovidio, Medusa era originalmente una hermosa
doncella, «la celosa aspiración de muchos pretendientes» y sacerdotisa del
templo de Atenea, pero cuando fue tomada
por la fuerza en su templo por el «Señor del Mar» Poseidón, la enfurecida diosa Atenea, transformó su
hermoso cabello en serpientes. Para colmo, fue decapitada por Perseo, quien después usó su
cabeza como arma hasta que se la dio a la diosa Atenea, para que la pusiera en
su escudo.
El mito de Medusa, es ciertamente fascinante, y tengo que
decir, que es precisamente en este mito donde he encontrado la explicación a la
pregunta que desde hace años viene rondando por mi cabeza, como arcano
indescifrable. ¿Porqué nuestros representantes colegiales, cuando tienen que
verse las caras con la Administración Pública para lidiar y negociar, la
prestación del Turno de Oficio y la Asistencia Jurídica Gratuita, parecen quedarse
de piedra y no consiguen las mejoras que cuantitativa y cualitativamente nos
indican que están defendiendo? Porque lo cierto es que cada vez más los
Letrados de Oficio, a pesar de estar plenamente comprometidos con un sistema de
justicia igualitaria, de tener un manifiesto compromiso con los derechos
sociales, y de poseer una clara vocación de Servicio Público a la
colectividad, que a más de un político debería servirle de ejemplo, somos cada
vez más menospreciados en nuestro trabajo, siendo únicamente considerados en
los presupuestos como gasto o costo social, y a lo sumo mano de obra
cualificada y barata.
Pues bien, al igual que los cabellos de Medusa, los
representantes de la Administración Pública, dotados de “imperium”, ejercen una
misteriosa influencia magnética sobre nuestros representantes colegiales, que
les hace ser incapaces de conseguir no ya las mejoras en la prestación del Turno de
Oficio, sino la dignidad de los profesionales que prestan este Servicio, y como la piedra quedan ahogadas y calladas sus
voces. Pero, haciendo autocrítica, también he de decir, que lo que no queremos ver, es que de igual forma esta misma influencia
magnética llega hasta los propios Letrados de Oficio,
que como convidados de piedra tampoco somos capaces de canalizar nuestras
propuestas para que sean debatidas y oídas ante la Administración Pública,
incapaces de solidarizarnos entre nosotros y organizarnos en una sola voz.
Un reciente ejemplo de esto, lo tenemos en el último “acto de
rebeldía” por parte del Ilustre Colegio de Granada, que tras una reunión en
asamblea, anunció la suspensión del Turno de Oficio en Granada -en realidad
parcial y condicionada-, y que no ha tenido respuesta solidaria ni por parte
del CADECA, ni por parte de los Letrados de Oficio andaluces, como si su lucha, no
fuera la lucha de todos, teniendo en cuenta además que por primera vez, se
estaban pidiendo públicamente y a voz en grito, unas reivindicaciones que iban
más allá del mero aspecto económico. Pero es que, con independencia del tiempo,
forma y manera, en que dicho planteamiento se haya producido por parte de los
compañeros de Granada, adecuadas o no, excesivas
o insuficientes, según la opinión que se tenga al respecto, los Letrados de
Oficio andaluces, en vez de solidarizarnos con sus planteamientos, que en
definitiva son los nuestros, nos hemos posicionado en meros convidados de
piedra, mudos y sin voz, tal vez porque sea más cómoda esta postura: "que se muevan los colegios de Abogados que para eso están". Pero ¿y nosotros?, ¿no tenemos nada que decir al respeto?
Pero lo más grave de todo, sin duda ha sido el
planteamiento de la Administración Pública Andaluza, que ha movido los hilos, poniendo en marcha a la Fiscalía a fin
de que articule las “medidas necesarias” en contra de los Letrados de Oficio, por entender que la suspensión "estaba vulnerando derechos fundamentales", sin
que absolutamente nadie haya salido al frente en defensa de nuestro colectivo, al que se nos ha equiparado con esta actuación, utilizando términos de los antiguos fueros castellanos a los “delincuentes,
maleantes y gentes de mal vivir”.
En definitiva, igual que Medusa convertía en piedra a los
hombres que osasen mirarla, al tratar con la Administración Pública unos quedan
convertidos en piedra, y otros con miedo y pavor, disfrazada de apatía, echamos
la cara para otro lado, no sea que al mirar de frente, cara a cara corramos la misma suerte.
Y es que volviendo al mito, estoy completamente seguro que
hoy la historia hubiese sido totalmente distinta, si la bella y linda
Medusa, hubiera sido defendida por un Letrado de Oficio, la Diosa Atenea hubiese hecho justicia, y en vez de castigar a la pobre Medusa, le hubiese cortado "la cola" al
Dios Poseidón, que es lo por aquellos remotos tiempos correspondía, y nunca mejor dicho "por meterse donde no debía".
Alfredo Jesús Povedano Molina
Abogado del Ilustre Colegio de Abogados de Córdoba.
2 comentarios:
Estimado Alfredo,
Desconocía tu afición por la mitología griega, pero te ha quedado que ni bordado. Un abrazo
Perfecto: nunca se dijo mas con menos palabras. Ante ello, al ver que quienes dicen representarnos nada hacen ...a ver cuando los Letrados decidimos asumir la defensa de lo nuestro: nuestra dignidad profesional.
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